sábado, 4 de agosto de 2007

La otra pata de la mesa…o hacia un desarrollo sostenible en el sigloXXI

La Biotecnología, suena complicado, y lo es. Requiere de una cantidad importante de recursos humanos, sumamente preparados y comprometidos con la investigación científica y con la tecnología. Pero en nuestro caso con un ingrediente extra, tienen que tener una visión estratégica del problema, enmarcada en las condiciones particulares de nuestro país. Tienen que ser capaces de hacer política de alto nivel. Los recursos materiales también son importantes, pero esta es de las áreas donde el efecto sinergìstico solo se logra cuando pones a la gente adecuada con los recursos adecuados. De lo contrario todo se pierde, o mas triste aun, terminamos peor de cómo empezamos.

Nuestras ventajas estratégicas están a la vista de todos, aunque no lo sabemos apreciar. En primer lugar contamos con un país con una de las tasas de diversidad genética mas grande del mundo. Tenemos una variedad importante de ecosistemas. Tenemos un grupo importante de personas formadas y capaces de desarrollar el área. Contamos con una gran cantidad de recursos económicos que aporta el petróleo, en una cantidad que nunca nos hubiéramos imaginado.

Nos falta: La voluntad política para llevarla a feliz termino.

Esta “revolución”, lamentablemente, no es de conocimiento.

Saben que, no me puedo imaginar a Bolívar hablando de la gesta libertadora y revolucionaria en términos de “volvamos a la edad de piedra”, por que en esa época fuimos realmente libres. Siempre creyó que “MORAL Y LUCES SON NUESTRAS PRIMERAS NECESIDADES”.

Cualquier REVOLUCION fuera de contexto, divorciada de la realidad que la rodea, no es revolución, ni nada. Es en realidad un instrumento para esclavizar, explotar, exprimir y empobrecer a la gente.

En el mundo globalizado, en el SIGLO DEL CONOCIMIENTO el 75% de la riqueza que se crea en el planeta es producto de la “MORAL Y LUCES” que pregonaba Bolívar dos siglo atrás. Nos lo dijo entonces, y lo seguimos traicionando hoy.

La Biotecnología produce y es producto del conocimiento.

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